La crisis generada por el accidente nuclear de Fukushima favorece el incremento del consumo de combustibles fósiles.
La crisis nuclear desatada en Japón por el tsunami posterior al sismo ocurrido en marzo de 2011 obligó al Gobierno a replantearse su política energética. La nueva visión estará lista en agosto; se prevé que priorice a las fuentes alternativas en detrimento de la atómica, en un proceso que llevará a un mayor consumo de combustibles fósiles, lo que abre las puertas a oportunidades de negocio para Venezuela. Pdvsa parece que captó el mensaje. Fuentes de la Cancillería afirmaron que la empresa estatal está buscando la renovación y ampliación del acuerdo que firmó el 28 de junio con el Banco de Cooperación Internacional de Japón, que le permitió acceder a un crédito de 1,5 millardos de dólares que pagará, en parte, con hasta 3 millones de barriles anuales de crudo en 5 años. "La negociación la lleva la petrolera. Hay acercamientos; incluso, está previsto que una misión viaje a Tokio posiblemente en abril- para avanzar en el tema", afirmaron las fuentes. Otras dijeron conocer que para este año hay una reunión binacional de energía en Japón; no se dijo fecha. Los funcionarios de la Cancillería indicaron que el objetivo de Pdvsa es obtener más financiación a cambio de enviar más crudo del tipo Santa Bárbara, que tiene 21 a 22 grado API; es decir, es poco denso y se puede procesar en las refinerías japonesas. "Es lo mejor; casi gasolina", precisaron. Las posibilidades de Caracas de aumentar la comercialización de hidrocarburos al país asiático las dejó ver a finales de enero Noriyuki Shikata, secretario adjunto del gabinete de Relaciones Públicas del Gobierno de Japón, cuando periodistas latinoamericanos le consultaron sobre el tema. "El cambio de visión energética nos llevará a buscar otras opciones a la nuclear, como gasolina y gas. Estamos interesados en diversificar nuestros proveedores. En el caso del crudo, eso depende de la capacidad de los países para aumentar su producción; pensamos en Arabia Saudita y Rusia. Si México o Venezuela lo pudieran hacer, nos encantaría que nos ayudaran", precisó. El impacto de Fukushima. La puerta al cambio de estrategia energética la abrió la polémica que hay en Japón por el accidente nuclear que ocurrió en la planta Fukushima-Dai-ichi, a raíz del tsunami de hace un año. La instalación tenía un muro de seguridad de 10 metros de altura; pero el tsunami del año pasado fue de 14 metros; el agua pasó y produjo el caos. 3 de los 6 reactores presentaron fusión parcial de sus núcleos; hubo explosiones de hidrógeno que destruyeron los edificios de contención y se sobrecargaron las barras de combustible de las piscinas de enfriamiento. Se emitieron partículas radiactivas a la atmósfera y al mar. Fue el peor accidente atómico ocurrido desde el de Chernobil, en 1986. Las autoridades establecieron un perímetro de seguridad en la zona de 40 kilómetros, hoy es de 20 kilómetros. No hay vida allí, ni producción agrícola o pesquera. "Hoy de 54 reactores nucleares funcionan 2. Seguimos con la descontaminación de las zonas afectadas", indicó Koichi Shiraga, director de Relaciones Públicas Internacionales de la Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear de Japón. El rechazo de la sociedad a la energía atómica -que es más económica-, obligó al gobierno, liderado ahora por el primer ministro Yoshihiko Noda, a replantearse su política energética. "Tendremos una nueva mezcla de fuentes de energía, que debe caracterizarse por una baja dependencia de la nuclear, incremento de las limpias y renovables como solar o eólica y un período de mayor consumo de fósiles, sobre todo de gas, que es más limpio", precisó Shikata. La actual política energética data de 2006, según un informe de Pablo Bustelo, investigador del Real Instituto Elcano, de España, y apuntaba a lograr para 2030 un incremento de 30% de la eficiencia energética; elevar en 30% o 40% de electricidad producida con energía atómica; reducir en 80% el uso del petróleo como combustible en el sector transporte y bajar a menos de 40% la dependencia del crudo. Ken Koyama, director del Instituto de Energía Economía y Energía de Japón, dijo que la nueva estrategia debe apuntar a mantener la seguridad energética, la protección del medio ambiente y la eficiencia económica. "Es muy incierto decir ahora qué pasará en el futuro con las fuentes nucleares; algo que sí puedo afirmar es que ella en el país será mucho menor a ese 50% del total de la generada que se esperaba lograr en 2030; nosotros creemos que ella debe seguir existiendo", precisó. Fuente El Nacional