El papa Benedicto XVI invitó durante el rezo del Ángelus dominical a considerar la vida como “un regalo”, como un trámite de madurez que permite al ser humano convertirse en padre, no biológicamente, sino moralmente.
Después de bautizar a dieciséis niños en la Capilla Sixtina, el pontífice se asomó a su balcón de la plaza de San Pedro del Vaticano para dirigir el rezo del Ángelus en un domingo en el que la Iglesia Católica celebra el Bautismo del Señor, última cita del calendario de la Navidad. “No todos somos padres, pero todos seguramente somos hijos. Venir al mundo nunca es una elección. No se nos pregunta antes si queremos nacer, pero durante la vida podemos madurar una actitud libre hacia la vida misma. Podemos acogerla como un regalo y, en cierto sentido, ‘convertirnos’ en lo que ya somos: convertirnos en hijos”, indicó Benedicto XVI. “Este trámite supone un cambio de madurez en nuestro ser y en la relación con nuestros padres, que se llena de gratitud. Es un trámite que también nos permite a su vez ser padres, no biológicamente, sino moralmente”, agregó. Benedicto XVI aseguró que también somos hijos de Dios y que en esta relación con Dios, agregó: “Podemos, por así decirlo, ‘renacer’, es decir, convertirnos en lo que somos”, algo que llega, según el obispo de Roma, mediante la fe. En una soleada mañana en la Ciudad del Vaticano, el papa también recordó que con este domingo del Bautismo del Señor se pone fin a la Navidad, un “misterio”, dijo, que es “fuente de regeneración para la Iglesia y para el mundo entero”. Ya en castellano, el pontífice tuvo unas palabras para los fieles de lengua española que se desplazaron hasta la plaza de San Pedro del Vaticano para seguir el Ángelus. “Celebramos hoy la fiesta del Bautismo del Señor en el (río) Jordán, en el que se revela el misterio del nuevo bautismo del agua y del Espíritu”, comentó Benedicto XVI en castellano.“ Os exhorto a hacer memoria del día en que fuimos iluminados de modo sacramental en Cristo y comenzamos nuestra experiencia como hijos de Dios. Que el compromiso manifestado entonces y la fe que proclamamos no dejen de resonar en nuestros corazones y nuestras voces. Fuente: la patilla.