El conservador Mariano Rajoy, que tras la aplastante victoria de su partido en las legislativas de este domingo dirigirá el nuevo gobierno español, hizo de la perseverancia un arma política que le llevó finalmente al poder tras dos fracasos.
"Soy Mariano Rajoy, español y gallego, nacido en Santiago de Compostela hace cincuenta y seis años". Así comenzó su autobiografía, publicada antes de las elecciones, este hijo y nieto de juristas, educado en la tradición católica y que cultiva una imagen sobria, incluso tediosa. Poco conocido en el extranjero -habla francés, pero admite tomar clases de inglés-, criticado por su indecisión, este hombre de pelo castaño, de barba blanca y gafas rectangulares, logró, sin embargo, reagrupar en torno suyo al Partido Popular y hacer olvidar sus dos duras derrotas en los comicios de 2004 y 2008. "Rajoy, es la victoria de la perseverancia", cree Antón Losada, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Santiago de Compostela. Tras estudiar en una escuela jesuita y en la facultad de derecho, entra "tímidamente" en política adhiriéndose a Alianza Popular (AP), partido de derecha fundado por el ex ministro franquista Manuel Fraga Iribarne, que se convertirá luego en el PP. Discreto pero firme, es elegido diputado regional con 26 años, antes de seguir subiendo hasta convertirse en el hombre de confianza de José María Aznar, presidente del gobierno de 1996 a 2004, que lo nombrará para sucederle. Varias veces ministro, vocero del gobierno y vicepresidente, Rajoy se forja una imagen de mediador fuera de serie, además de ser el hombre que da la cara ante las críticas por la desastrosa gestión de la marea negra del petrolero "Prestige" en 2002 y la entrada de España en la guerra de Irak, en 2003. Borrando poco a poco su imagen de conservador puro y duro, se presenta como un dirigente "previsible, patriota, independiente, moderado" en contraste con "la inconsistencia" y la "frivolidad" supuestas de Zapatero. "De mi padre heredé un sentido muy marcado por el respeto a las reglas, el sentido de la justicia y el esfuerzo", destacó en su libro, titulado En confianza. Nacido el 27 de marzo de 1955, gran amante de los deportes, aficionado del Real Madrid y al ciclismo, se presenta como un buen padre de familia, capaz de tranquilizar a sus electores y de coger el timón mientras "el milagro español" hace aguas. "Su principal punto fuerte es la crisis y el paro. Su gran debilidad que era ser un hombre aburrido, previsible, se ha acabado convirtiendo en su gran fortaleza", comenta Losada. Presentándose como un hombre de Estado, llegó a acuerdos con los socialistas sobre la reducción del déficit y se congratuló por el anuncio del fin de la violencia de ETA, pese a que desde entonces ha dicho en varias ocasiones que no negociará con la organización armada independentista vasca. Protestó cuando el gobierno socialista logró la aprobación de la ley de liberalización del aborto y ya ha anunciado que piensa modificarla. También se declaró contrario a la legislación sobre el matrimonio homosexual, pero, como en otros temas, se mantiene ambiguo sobre sus intenciones. Esta falta de definición "es una estrategia, pero el problema es que al final, le da la imagen de alguien que no sabe comprometerse y eso se puede volver contra él", puntualiza el editorialista José Maria Ridao. Fuente: infobae.