El primer ministro de Japón promete volcarse en energías renovables. Renuncia a su sueldo del Gobierno mientras dure la crisis que sufre el país.
Fukushima ha enterrado el esplendoroso futuro nuclear japonés. Tokio, uno de los principales baluartes mundiales del sector atómico, anunció ayer un giro copernicano. El plan de elevar del 30% al 50% el origen nuclear de la energía nacional, previo al desastre de Fukushima, es papel mojado. A partir de ahora, Japón se volcará en las energías verdes y renovables, aclaró ayer el primer ministro, Naoto Kan. Kan dijo que Japón necesita replantearse "desde cero" su política energética a largo plazo después de que el seísmo y el tsunami del 11 del marzo desnudaran las debilidades del entramado nuclear. La energía nuclear y de origen fósil hasta ahora han sostenido la economía japonesa. Kan anunció el advenimiento de dos nuevos pilares para repartir la carga: las energías renovables (como la solar y la eólica) y una sociedad más concienciada en el ahorro energético. "Incrementaremos la seguridad de las centrales nucleares y promoveremos el uso de las renovables", declaró Kan. Japón va muy por detrás de Europa en este sector. La preocupación popular está aumentando en las últimas semanas sobre los peligros de la industria nuclear, según la prensa nacional. Hasta hace poco, no era extraño que las empresas que gestionan las centrales alardearan en público de los recortes en seguridad y controles. El Gobierno responde ahora con una sensibilidad extrema. La semana pasada obligó a cerrar la planta de Hamaoka, a apenas 200 kilómetros al suroeste de la capital. El Gobierno la señalaba como una de las más frágiles ante un seísmo. La mayoría de expertos aseguran que Japón, que carece de recursos naturales, está condenada a seguir confiando en la energía nuclear. Kan también utilizó la rueda de prensa para anunciar que renuncia a su sueldo como primer ministro mientras dure la crisis, a la que los más optimistas le otorgan aún seis meses. SUELDO PARLAMENTARIO Kan justificó la medida en la "gran responsabilidad que tiene el Gobierno" en el asunto. El primer ministro aclaró que seguirá cobrando su sueldo como miembro del Parlamento. Tepco, la empresa que gestiona la central nuclear de Fukushima, pidió ayer por primera vez ayuda económica a Tokio. La firma se enfrenta a una factura que podría elevarse a 100.000 millones de euros solo en indemnizaciones a los evacuados. La compañía y el Gobierno se reunieron el fin de semana para dar con la fórmula. Por ahora se ha descartado una subida sustancial de la factura de la luz. La empresa ha prometido vender activos y recortar gastos al máximo (los salarios de los altos directivos ya se han bajado a la mitad), pero con eso no basta. Masataka Shimizu, presidente de la firma, alertó de que los serios problemas económicos no solo ponen en peligro las indemnizaciones, sino también el suministro de energía a la población. Fuente: el periódico de aragon.