Benedicto XVI ordenó hoy a cinco obispos, entre ellos el español Celso Morga Iruzubieta, secretario de la Congregación para el Clero, y el venezolano Edgar Peña Parra, nuncio en Pakistán, en una ceremonia en la que denunció que el mundo da la espalda a Dios y considera la fe cosa del pasado.
También ordenó prelados al chino Savio Hon Tai-Fai, secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; y a los italianos Marcello Bartolucci, secretario de la Congregación para la Causa de los Santos, y Antonio Guido Filipazzi, nuncio apostólico. La ordenación se celebró en la basílica de San Pedro del Vaticano durante una misa solemne, en cuya homilía el Papa recordó del evangelio de Lucas que “la mies es mucha, pero los obreros pocos” y dijo a los cuatro nuevos obispos que ha llegado “la hora de la misión”. Benedicto XVI manifestó que el trabajo que les encarga el Señor es “llevar a los hombres la luz de la verdad, librarlos de la pobreza de verdad, que es la verdadera tristeza y la verdadera pobreza del hombre”. “La mies es mucha también hoy. Aunque pueda parecer que en grandes partes del mundo los hombres de hoy den la espaldas a Dios y consideren la fe una cosa del pasado, existe todavía el anhelo de que finalmente sea establecida la justicia, el amor y la paz y que la pobreza y sufrimiento sean superados, que los hombres encuentren la alegría”, afirmó el Pontífice. El papa Ratzinger agregó que trabajar en el campo del Señor es en estos momentos “urgente, ya que en estas horas nos damos cuenta de forma dolorosa de las palabras del Señor de que son pocos los obreros”. El Obispo de Roma añadió que la Iglesia por si misma no puede enviar obreros a la mieses del Señor, sino que sólo Dios es el que puede hacerlo, en referencia a las vocaciones. “Esto no es una cuestión de ser mánager o de nuestra capacidad organizativa”, señaló el papa, que agregó que la Iglesia lo que puede hacer es “cooperar” para que lleguen esos obreros. Benedicto XVI afirmó también que un obispo no puede ser “una caña en una ciénaga que se mueve según el viento que sopla, un siervo del espíritu del tiempo, debe ser intrépido y tener la valentía de oponerse a las corrientes del momento”. El obispo, precisó, debe ser un árbol de raíces profundas, en las que está bien basado, lo que no significa -añadió- que tenga que ser rígido o inflexible. Benedicto XVI recordó que los obispos están llamados a tirar las redes del Evangelio en el mar agitado de nuestro tiempo para lograrla adhesión de los hombres a Cristo, “para sacarlos de las aguas salinas de la muerte y de la oscuridad en la que no penetra la luz del cielo y llevarlos a la tierra de la vida, a la comunión con Jesucristo”. Celso Morga, de 63 años, nació en Huércanos (La Rioja, España) en 1948. Fue ordenado sacerdote en 1972 y pertenece a la diócesis de Calahorra y La Calzada. Doctor en Derecho Canónico por la Universidad de Navarra (España), prestó servicios en la diócesis española de Calahorra y en la argentina de Córdoba. El 28 de diciembre del pasado año fue nombrado por el papa secretario de la Congregación para el Clero, es decir “número dos” del dicasterio que supervisa a los sacerdotes y diáconos diocesanos. El venezolano Edgar Peña Parra, de 50 años, nació en Maracaibo (Venezuela) en 1960 y fue ordenado sacerdote en 1985. Diplomado en Derecho Canónico, entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de abril de 1993. Ha prestado servicios en la representación pontificia de Kenia, en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra y en las nunciaturas de Sudáfrica, Honduras y México. El pasado 2 de febrero fue nombrado nuncio (embajador de la Santa Sede) en Pakistán. El chino Savio Hon Tai-Fai, de 61 años, nació en Hong Kong en 1950. Pertenece a la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco y es teólogo. Su nombramiento como “número dos” de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos está considerado como “una mano tendida” del Vaticano hacia la Iglesia Patriótica China -ya que el nuevo obispo mantiene relaciones con esta Iglesia controlada por el Partido Comunista China- y con las autoridades de Pekín. El italiano Marcello Bartolucci tiene 67 años, pertenece a la diócesis de Asís y es “número dos” de la llamada “fábrica de los santos” desde el 29 de diciembre pasado. Antonio Guido Filipazzi tiene 47 años, pertenece a la diócesis de Ventimiglia y es el nuncio más joven del Vaticano. A la ceremonia asistió Aránzazu Vallejo, vicepresidenta del Gobierno autónomo de La Rioja, donde nació el prelado español. Esta ha sido la tercera consagración episcopal presidida por Benedicto XVI desde que accedió hace casi seis años al Pontificado. Fuente: akinoticias.